LOS BOLSOLOCOS

Image Hosted by ImageShack.us Desde nuestro lugar de hinchas y socios del club, lo mas autentico que podemos hacer es sentir amor y orgullo por nuestra institución. Desde nuestros comienzos la única motivación que tuvimos fue ese amor por la causa tricolor. Así pues, no es de extrañar que al comienzo muchos de nosotros no conociéramos los nombres de los demás. Solo nos conocíamos del estadio, de vernos en la olímpica, solo sabíamos que nos unía una misma pasión, la de acompañar a nuestro equipo, en todas las ircunstancias, hiciera frío o calor, jugáramos de local o de visitante, en las buenas o en las malas. Si algo valioso tiene nuestro club, más allá de los triunfos y las copas, es el trofeo más grande que puede tener una institución, y es su gente. Como dice la canción "...al bolso lo hace grande su gente..." Que mejor manera de fomentar su grandeza sino con la unión de sus parciales y si es en torno a una mesa, en donde, no solo se comparte una comida, sino un mismo sentimiento, mucho mejor. Y cuando decimos que lo más importante del club es su gente no nos referimos solo a su hinchada, sino a todas las personas que pasaron alguna vez por el club, ya sean jugadores o dirigentes, y que dejaron una huella imposible de borrar. Y es así como entendemos que la mejor manera de homenajear a esas figuras es compartiendo una reunión con este grupo de hinchas que, desde lo mas profundo del sentimiento nacionalofilo, quieren ofrecer su reconocimiento y agradecimiento por haber escrito tantas paginas gloriosas en la historia del club más grande del mundo. Los hombres por las instituciones pasan, pero el legado de sus actos quedará por siempre grabado en las retinas de los que verdaderamente quieren al club, y son estos quienes día a día los recordaran, para que la llama de la gloria nunca deje de arder. Por lo tanto, desde este humilde Blog, queremos dejar plasmado los recuerdos de aquellos momentos en donde, como dijimos con anterioridad, disfrutamos la alegría de compartir junto a los amigos y los ídolos, la dichosa fortuna de ser BOLSOLOCOS de Corazón.-

    Roberto Sosa

    Nacido en 1935 jugó 382 partidos en los 13 años que jugó en Nacional.


    Oriundo de San Carlos (Maldonado), gran hincha tricolor, fue un golero de gran técnica y excelente colocación.

    Muy elegante en las salidas formó triángulos finales excepcionales junto a Troche o Manicera y Emilio Álvarez, que no siempre estuvieron acompañados de delanteras acordes a sus capacidades.

    Se clasificó Campeón Uruguayo cuatro veces: en los años 1956, 1957, 1963 y 1966.




    Manos de "oro"
    Pasó al salón de la fama de los más grandes goleros que se puso la camiseta tricolor e incluso gritó “campeón” con la blusa celeste. Ocupó de forma caballeresca el arco nacionalófilo después de ver el retiro de Aníbal Paz y se retiró unos meses antes de la llegada del brasileño Milton Correia Do Arrúa “Manga”. Desde estas líneas LA VOZ DE NACIONAL tratará de realizarle el justo homenaje haciendo una breve reseña sobre la vida deportiva de Sosa, un campeón que realmente se llevó su corona.....

    La trayectoria de Aníbal Paz dentro del campo de juego defendiendo los colores del glorioso Nacional llegaba a su fin en el año 1953. Paz, de dilatada trayectoria había conseguido lauros importantes con nuestro querido elenco tricolor y con la selección de Uruguay, no solo en nuestro país, sino también a nivel de América y del Mundo. Corría el año 1954, apenas unos meses del retiro de Paz, y Roberto Sosa figuraba en la lista de posibles sucesores, conjuntamente con goleros como: Juan Carlos Leiva, Walter Taibo, Codina y Velhudo, en la mencionada campaña.

    Fue así que el ansiado día para Sosa llegó, debutando en la valla de Nacional el 21 de agosto de 1954 y disputando un encuentro amistoso en el Estadio Centenario, en el cual nuestro combinado goleó a Cerro en cifras de 4-1, bajo el arbitraje de Sidney Brower.

    Aquella ocasión Nacional formó con: Roberto Sosa, José Emilio Santamaría, V. Amaral, Waldemar González (Acuña), Néstor Carballo (Héctor Ramos, Carballo), Grolla, Samuel Orellano, Julio Pérez, J. Quiroga, Juan Angel Romero y Guillermo Escalada. A su vez Cerro alineó a: Flavio Pereyra Natero (Roger Bernardico), Casimiro Yankoviecz, Héctor Vilches (Oscar Vilariño), Humberto Cardozo, Carlos Carranza (Ferrari), Omar Perrone, Ariel Fernández, Miguel Argimón (Ricardo Silvera), Nelson Cancela (Balza), José Vigo (Oscar Cobas) y Hugo Villamide.

    Los goles albos fueron obra de Escalada (2), Quiroga y Romero; descontando Cancela para los albicelestes.

    A partir de allí comenzó un idilio con la blusa alba que finalizó el 7 de octubre de 1967 frente a Liverpool. Sosa ingresó al inicio del segundo tiempo por quien a la postre fue su sucesor en la valla, el argentino Rogelio Domínguez. El partido fue válido por el Campeonato Uruguayo, culminando 4-1 a favor de nuestro equipo.

    Precisamente Domínguez había llegado esa temporada a nuestra institución y a lo largo del año se repartieron el número 1.

    Volviendo a los inicios de Sosa con la casaca alba, vemos que en 1954 disputó 2 partidos; en 1955 jugó 1; en 1956 participó de 11; en 1957 tuvo 26 presencias y en 1958 se lo vio en 14 ocasiones. Hasta aquí siempre alternó y tuvo delante suyo arqueros de la talla de Juan Carlos Leiva, Walter Taibo y Calcagno; quienes mayormente ocuparon la titularidad en ese período. A partir de 1959 la cosa cambió, ya Sosa con 5 temporadas a sus espaldas ve como los partidos comienzan a tenerlo más seguido en el pórtico tricolor pero comparte el número 1 junto a Juan Carlos Cardinal. En la campaña del 59 logró vestir nuestra blusa en 32 ocasiones. En 1960 logra afianzarse y a partir de allí y hasta su retiro de la institución estuvo siempre en el tapete como principal golero de Nacional. Ese año logró colocarse 43 veces la camiseta nacionalófila.

    1961 sería un año de retroceso en su carrera, pues en la llegada de Yamandú Solimando encontró un “rival” para su puesto compartiendo el arco y debiendo jugar solo 21 encuentros. Igualmente la blusa 1, a pesar de ser compartida, nunca la abandonó.

    Y llegada la temporada de 1962 además de Solimando tenía otro “rival de turno”, Luis Dogliotti. Pero Sosa continuó firme y con 30 partidos vuelve a ser titular indiscutido. En 1963 con 50 cotejos y en 1964 con 57 partidos vuelve a ser el golero titular por excelencia, habiendo ganando Nacional 64 encuentros con Sosa debajo de los tres palos. La temporada de 1965 venía brava pero no largó la blusa 1, aunque esta vez la debió compartir junto a Jacinto Callero, jugando el portero carolino 28 encuentros. Ya en 1966 nuevamente vuelve a ser indiscutido y jugó 37 partidos. La última temporada de 1967 vistió 25 veces la camiseta alba, teniendo en Rogelio Domínguez a su más firme “rival”, repartiéndose ambos el arco bolsilludo. Precisamente el meta argentino ocupó el arco hasta que llegó “Manga” en 1968. En total, Roberto Sosa disputó durante 1954 y 1967 nada menos que 377 partidos; habiendo logrado 222 victorias, 80 derrotas y 75 empates. En 120 partidos pudo mantener su valla en 0 gol. Números realmente espectaculares, teniendo en cuenta el nivel que se ve hoy día en los goleros de nuestro fútbol.

    Campañas: títulos, clásicos y la celeste

    Si bien es cierto que Nacional no tuvo títulos en materia de Copa Libertadores entre 1960 y 1970, no podemos dejar de lado la actuación de Roberto Sosa, que vistió la casaquilla tricolor en 31 oportunidades en esta competencia. Incluso a la fecha se mantiene como el tercer golero con más partidos jugados en Nacional en la historia de la Libertadores, siendo superado por “Manga” (52 partidos) y Jorge Fernando Seré (44).

    En las cuatro ediciones que estuvo presente ya sea como titular o alternando el elenco albo, Sosa nunca bajó del cuarto puesto en esta competencia. Fue vicecampeón en 1964 y 1967; tercero en 1962 y cuarto en 1966.

    Entre sus títulos más importantes fue campeón Uruguayo en 1956, 1957, 1963 y 1966; también fue campeón del Torneo Competencia en 1958, 1959, 1961, 1962 y 1963; se agrega a estos títulos el Campeonato Artigas de 1961 y 1962, un evento que nucleó a clubes de todo el país y que por ese entonces fue lo más parecido a un campeonato a nivel nacional.

    En lo que refiere a clásicos estuvo presente en 31 partidos ante Peñarol, siendo el golero titular en el partido con mayor diferencia entre ambas escuadras en la historia de la Libertadores. Esto ocurrió el 30 de enero de 1966 en el Estadio Centenario, cuando Nacional aplastó a Peñarol 4-0. Los goles de los bolsos fueron obra de Julio César Morales, Ruben Techera, Orlando Virgili y Domingo Pérez.


    También se destaca su presencia en la gira de 1964 que Nacional desarrolló por Europa, en la que Sosa jugó 13 partidos, con 7 victorias, 3 derrotas y 3 empates. Esos juegos le depararon a nuestra institución nada menos que 6 trofeos, siendo esta una de las giras mas exitosas que se recuerda en las visitas al viejo continente.

    Otro de los datos significativos surge en la temporada de 1966 en donde Nacional jugó 2 partidos frente a la Selección de Argentina. El primero finalizó con empate a 0 y el segundo fue victoria alba de 2-1. En los 2 partidos tuvo enfrente a un rival que luego dirigió técnicamente a Nacional en 1994, Eduardo Luján Manera.

    Manera, fallecido hace ya unos años, fue el primer DT que vi en decirle a un golero que no “reventara” la pelota en la salida de su arco. Esto sucedió en el 94 cuando Seré era el amo y señor de la valla tricolor. Hizo que Seré saliera jugando con saques de mano hacia los costados dándole la globa a los laterales. También debemos mencionar sobre Sosa que jugó en la selección uruguaya entre 1959 y 1967. El balance final parece extraño y para la lotería, pues ganó 7 partidos, perdió 7 y empató 7. Los títulos que logró como golero titular con la celeste son: la Copa América de 1959 (4-0 a Ecuador, 3-0 a Brasil, 5-0 a Argentina y 1-1 con Paraguay), la Copa Pinto Durán (ante Chile) y la Copa Artigas (contra Paraguay). También jugó el Campeonato Mundial de 1962. Goleros de 1954 a 1967 Los goleros que Roberto Sosa tuvo como compañeros y con los que tuvo una sana rivalidad en el período comprendido entre 1954 y 1967 en Nacional fueron los siguientes: 1954: Codina, Juan Carlos Leiva, Walter Taibo y Velhudo. 1955: Juan Carlos Leiva, Walter Taibo. 1956: Juan Carlos Leiva, De Gouveia, Mussi y Walter Taibo. 1957: Calcagno, Lemos y Walter Taibo. 1958: Abraham, Calcagno y Walter Taibo. 1959: Abraham, Calcagno, Juan Carlos Cardinal, Denis, Novasco y Walter Taibo. 1960: Bourdin y Juan Carlos Cardinal. 1961: Juan Carlos Cardinal, Etchegaray y Yamandú Solimando. 1962: Juan Carlos Cardinal, Luis Dogliotti y Yamandú Solimando. 1963: Luis Dogliotti, Yamandú Solimando. 1964: Luis Dogliotti, Paz (hijo) y Yamandú Solimando. 1965: Jacinto Callero, Paz (hijo) y Yamandú Solimando. 1966: Jacinto Callero y Paz (hijo).

    1967: Jacinto Callero, Darwin Dalmás, Rogelio Domínguez y Souza Duarte.

    Extraido de:

    Gabriel López LA VOZ DE NACIONAL


    Fue cuatro veces Campeón Uruguayo con Nacional.


    Entre todas las Copas América que ganó Uruguay, la del 59 en Guayaquil tuvo una particularidad muy especial. La selección se integró sin jugadores de Peñarol, como la mundialista del 24.

    Por eso a Roberto Sosa, el arquero campeón, con actuación decisiva en el evento, la prensa lo comparó con Andrés Mazzalli, el Olímpico y mundialista de Colombes.

    El Día le dedicó tapa y contratapa y un comentario del Veco haciendo la comparación Sosa-Mazzalli. Solé empezó a popularizarlo como “El meta carolino”.

    -Sí, yo nací en la República de San Carlos -nos dice Roberto Sosa, en Tenfield, venido de la ciudad de Maldonado donde actualmente reside.

    -Entre San Carlos y Maldonado, cuando yo era muchacho, la rivalidad era enorme. Al punto que cuando hacía la selección San Carlos no citaba a los de Maldonado y viceversa.

    En el 58 la armó Maldonado y de San Carlos solo citaron a un hermano mío que jugaba de zaguero. Ahora ya no es tan así, se fusionan un poco más. Pero la rivalidad sigue existiendo.

    Roberto Sosa, el meta carolino. Había debutado en la primera división de San Carlos a los 15 años y a los 17 lo trajeron al club Nacional de fútbol.

    -Mi primera noche en Montevideo fue el 13 de abril de 1952. Dormí en la vieja sede de Nacional, en la calle Lavalleja (hoy José Enrique Rodó) y Tristán Narvaja, acostado sobre dos butacas del salón; como no tenía sábanas ni frazada ni nada, me tapé con una bandera del club. Al día siguiente amaneció lluvioso y me llevaron al Parque Central para la primera práctica.

    Jugué entre los suplentes de la tercera y me hicieron once goles. Cuando volví al vestuario, todo embarrado, el “Chalana” Héctor Méndez y el “Chongo” Guillermo Escalada ya se habían bañado, se estaban secando y comentaban entre ellos.

    -¡Qué goleada que le hicimos al canarito que trajimos de Maldonado, Chongo! -decía el Chalana.

    -Callate que ahí viene -le dijo el Chongo.

    Yo, como si no hubiera sentido nada, seguí de largo y me puse a sacarme el equipo en los bancos de frente a ellos, me metí bajo la ducha y salí pensando que me había ganado el pasaje de vuelta a San Carlos.

    Pero don Ricardo Facio, que era el técnico de esa tercera, me dio confianza, me fue llevando y al poco tiempo me hizo debutar como titular del equipo que estaba preparando, en un partido amistoso contra Boston River. Anduve bien.

    Con esa tercera, con el Chalana y el Chongo, salimos campeones dos años seguidos y me subieron a la reserva y en el 59, cuando se fue el Gallego Taibo, que era un gran golero, quedé de titular en el primero. Me puso Ondino Viera, alternando con Cardinal y con Solimando, que había venido de Danubio.

    En el año 59, Nacional igualó la posición en la tabla del Campeonato con Peñarol. En 60 se disputó la final y jugaron en Peñarol Spencer y Linazza.

    -No debían haberlo hecho porque no estaba permitido ya que no estaban en el plantel anterior. Pero siete a tres ganó Peñarol la votación en la AUF y pudieron integrar el equipo con las nuevas adquisiciones.

    Nos ganaron con un gol de Linazza de penal, que lo recordamos ahora porque él vive en Punta del Este y nos vemos a diario (Sosa trabaja en Punta del Este, vive en Maldonado), tenemos buena relación con Linazza. No porque él sea hincha del otro cuadro nos vamos a llevar mal.

    De la Copa América del 59 recuerda la tierrita que Sasía le tiró en los ojos al golero paraguayo, para empatar aquel partido cuando venía un corner.

    -Después Pepe le hizo lo mismo a Santoro en la final de la Libertadores contra Independiente, en Avellaneda y el juez tampoco lo vio, pero lo denunció Rocha preguntándole a Pepe qué había hecho. Expulsaron a Sasía y ahí Peñarol perdió la oportunidad de ganar esa Libertadores.

    Yo reconozco que en aquella época Peñarol tenía mejor delantera que nosotros. Nosotros teníamos buena defensa, pero la delantera nuestra hacía escasos goles y de la delantera de Peñarol cualquiera hacía goles. Pero nos ganaban, empatábamos y perdían.

    Yo recuerdo que el 30 de enero de 1964 les ganamos cuatro a cero, un tanteador inusitado en los clásicos. Y en la final nos ganan uno cero, con gol de Cortez, que todo el mundo había visto que era orsai y no había sido. Porque el canal 5 pasó cuadro por cuadro la jugada y en la filmación se nota que Cortez no estaba adelantado. Y hay que reconocerlo.

    Honesto a carta cabal, “chapado a la antigua”, Roberto Sosa habla de su puesto de arquero sin ningún dejo de ironía.

    -Arquero se nace y se nace para sufrir. Porque se sufre en las prácticas, el arquero es el primero en llegar y el último en irse de los entrenamientos. Se sufre en los partidos. Aunque su equipo vaya ganando cuatro a cero, si le hacen un gol, el arquero sufre. Y se sufre por la responsabilidad.

    Porque cuando juega en un equipo grande, muchas veces la gente dice, “no hace nada, está parado”. Pero va una sola pelota difícil y tiene que atajarla, aunque haya estado parado.

    Un trece de abril de 1954, al año de llegar a Nacional, Roberto Sosa lograba el primer campeonato juvenil sudamericano con la selección celeste, en Venezuela.

    -Tardamos más de veinticuatro horas en llegar a Caracas y el primer problema que tuvo esa selección fue la camiseta. Porque no nos querían dejar jugar con la celeste. Nos querían dar una camiseta blanca con una franja roja.

    -¿Quiénes? ¿Los organizadores?

    -No. La AUF.

    -¿Y por qué?

    -Porque Uruguay ostentaba todavía el Campeonato Mundial del 50. Dijeron que de pronto podíamos hacer un papelón y por ese motivo no nos querían dar la camiseta celeste. Al final nos la entregaron en un acto solemne, donde estaba nuestro técnico, el señor Gerardo Spósito, el señor Domínguez, que era el masajista, el señor Genaro Carleo, que fue el único periodista uruguayo en el Primer Sudamericano Juvenil.

    Don Pedro Musio Caballero y el señor Severiano Angel Conde y un dirigente de Danubio fueron los que bregaron para que nos dieran la celeste.

    Uruguay llegó invicto a la final con Brasil (Colombia 1-1, Ecuador 4-1, Chile 2-0, Perú 3-0, Venezuela 3-1) y en el último partido le alcanzaba con el empate ante Brasil para ser Campeón (al revés de en Maracaná 50’, donde Brasil empatando era Campeón). En Venezuela 54’ (Primer Sudamericano Juvenil), Uruguay iba ganando uno a cero y Brasil empata…

    -También al revés de Maracaná, donde iba ganando Brasil uno a cero y empatamos nosotros. En mi mente estuvo presente el Mundial del 50. Me decía: “¿se estará dando al revés? No puede ser. De ninguna manera lo vamos a permitir y salió. Pudimos conservar el campeonato.

    Cuando volvieron a Montevideo hubo caravanas al aeropuerto de Carrasco, la gente desbordó la pista de aterrizaje, hubo que recurrir a coches autobombas para dispersarla y que el avión pudiera aterrizar…

    -Nosotros salimos por la puerta por la que salen los pilotos del avión. La puerta principal estaba bloqueada por la gente. Yo divisé entre la multitud a mi hermano mayor y me tiré sobre la gente, que me fue llevando por encima de sus cabezas hasta que llegué a donde mi hermano y me abracé a él y recién así pude bajar.

    A poco de volver debutó en el primero de Nacional contra Cerro, en un partido arbitrado por ingleses. Porque desde el 49, en Uruguay y desde un año antes en Argentina, se contrataban árbitros ingleses para ciertos partidos difíciles.

    -En el partido siguiente, contra Peñarol, me hace el primer gol mi compañero Santamaría, en una pelota dividida con Hobberg, la punteó y me la metió contra un palo. Santamaría era un gran jugador que dos años después fue al Real Madrid por ciento cincuenta mil pesos (un platal en la época).

    Tuve grandes compañeros, Julio Pérez, que le decíamos Pataloca, jugaba con pelota quieta como Garrincha y mi ídolo que era Aníbal Paz. Llegué a estar con él en Nacional. Después Javier Ambrois, que con sus tiros libres de chanfle destrozó la barrera que había inventado Ondino Viera.

    El 22 de diciembre del 56, Nacional Campeón, con la dirección de Ondino, trae a Independiente de Avellaneda y debuta la famosa delantera de “los carasucia”, con Roberto Sosa de golero, con Marichal y Leopardi…

    -Núñez, Núñez, Acosta, Ciengramos y Escalada. Ganamos seis a uno. Era una delantera muy joven, pero jugaba tan bien que Ondino los mantuvo y fue un éxito porque se le ganó a todos los que vinieron, 5 a 3 a San Lorenzo.

    Ciengramos (Rodríguez) era el diablo. Tengo en el recuerdo un partido que le ganamos tres a cero a Peñarol, que don Ondino lo preparó psicológicamente desde quince días antes. “Tú sos una hormiga -le decía a Ciengramos, que era chiquito y bajo-, y te vas a enfrentar al elefante, Salvador (un jugadorazo brasileño, centrojás de un metro noventa de estatura).

    Cuando se mueva la pelota, tú tienes que ir derecho al elefante y hacerle sentir la fuerza de la hormiga”. Dicho y hecho. Mueven la pelota, se la dan a Salvador y Ciengramos ya había salido derecho a él.

    Salvador la para y levanta la cabeza para meterla a la punta y Ciengramos se la tranca y se la lleva y Salvador cae. Ahí ganó el partido Nacional. La siguiente pelota Ciengramos se la jopeó primero y cuando Salvador se dio vuelta, se la tocó otra vez por un costado y salió jugando.

    Si Salvador hubiera sido un jugador mal intencionado, después de esa jugada Ciengramos no hubiera seguido jugando al fútbol. Les hicimos tres goles, los tres de Ciengramos.

    En el 59 volvió a Nacional Walter Gómez…

    -Nos contó una cosa increíble. El 16 de julio del 50, mientras Uruguay jugaba la final del Mundo con Brasil en Maracaná, en el Monumental de Núñez jugaban River y San Lorenzo, porque las transmisiones eran radiales, no había televisión y el fútbol continuaba en todo el mundo. Walter Gómez hizo dos goles aquella tarde.

    Cuando se enteraron en el estadio de que había terminado la final y había ganado Uruguay, pararon el partido en el Monumental, toda la tribuna empezó a cantar “uruguayo, uruguayo” y compañeros y rivales fueron a abrazar a Walter Gómez.

    -Una de las cosas más extrañas que me ocurrieron en el fútbol fue el debut en la Copa América de Guayaquil 59′.

    A Uruguay lo eligieron para la inauguración porque sabían que no iba con todo su potencial y se descreía de su chance. Fue contra el local, Ecuador, donde debutaba Alberto Spencer. Les ganamos cuatro a cero, pero el partido no terminó.

    Poco antes de finalizar el público invadió la cancha. Cuando vimos venirse la invasión, nosotros nos juntamos para defendernos.

    Pensamos que habría lío y nos dispusimos a pelear. Pero el fútbol no se siente de la misma manera en todas partes del mundo. Los ecuatorianos habían invadido la cancha para alzarnos en andas y levantar a Spencer que ya era su ídolo.

    Otra anécdota con Spencer. El primer clásico que jugó, lo ganó Peñarol. Perdimos ese partido. Pero antes de que terminara se armó una gresca general. Los clásicos eran mucho nervio durante toda la semana y llegado el partido se descargaba brutalmente a veces.

    A mí no me echó el árbitro. Expulsó cuatro jugadores por lado. Pero a los diez días me citó el Tribunal de Penas. Me presentó veintisiete fotos sobre un escritorio, para que individualizara a la persona que ellos señalaban. Y era yo. ¿qué iba a decir? ¿que no era?

    El problema arrancó con el paraguayo Romero y el Lucho Borges. Borges le pegó a Romero y fue Escalada y fue William Martínez, el núcleo de los veintidós jugadores estuvimos en el tumulto y repartimos. Los veintiuno, porque nos peleamos todos menos uno, Spencer, que se puso en la línea del autoball y nos miraba sin entender nada. Fue bochornoso, fue lamentable, pero en ese momento no se miden consecuencias.

    En 1962 Uruguay hizo una gira por Europa, donde perdió 3 a 0 con Alemania, 3 a 1 con Checoslovaquia, 5 a 0 con la URSS, empató 1 a 1 con Hungría y le ganó a Escocia, preparándose para al mundial que se jugaría ese año en Chile. El técnico de la selección era Nino Corazzo, el técnico Campeón de América en Guayaquil…

    -Pero cuando retornamos de la gira, al llegar a Río nos invaden los periodistas brasileños y nos hacen ciertas preguntas que nosotros, ajenos a lo que estaba pasando en Uruguay, no sabíamos contestar. Nos dicen que nuestro plantel estaba disuelto, que la Asociación iba a nombrar otros jugadores y otro técnico. Ni nosotros ni don Nino Corazzo ni los dirigentes que fueron con nosotros sabíamos nada. No lo podíamos creer. ¿A veinte días del Mundial, cómo se iba a disolver un plantel que había hecho una gira para aclimatarse al tipo de rivales que tendría que enfrentar?

    Pero así fue. Cuando llegamos a Montevideo nos enteramos que se había disuelto la selección y se habían nombrado tres directores técnicos para armar otra, Juan López, Roberto Scarone y Hugo Bagnulo, el técnico de Nacional, el de Peñarol y Juan López que era una figura consular. En el Mundial no pasamos la serie. Sekulara, el yugoslavo, nos hizo bailar y perdimos 2 a 1 con la Unión Soviética, en un partido infame, porque se fracturó el tobillo Eliseo Álvarez y no había cambios.

    El doctor Mashlia le colocó una bota de yeso y pudo entrar a la cancha, pero no podía pisar. Hay una pelota sobre el final, que pasa frente al arco soviético y Eliseo corriendo en un pie, la llega a tocar pero con el tobillo fracturado no consigue meterla. Perdimos, pero lo de Eliseo fue heroico.

    joselo@tenfieldigital.com

    Extraido de: Uruguay Escribe



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By ninokiller at 2011-01-30